Hace más de dos mil años, se dice que por un accidente, los beduinos calentaban comida sobre unas piedras y encontraron pequeños filamentos de vidrio, formados por la fusión de la arena con el fuego.

Se estima que los primeros estudios específicos sobre la fibra de vidrio se dan en el siglo XVIII. Durante la Revolución Industrial, la fibra de vidrio comienza a masificarse, con finalidades meramente estilísticas.

En 1713, el diseñador René Reanmur expone muestras de tejido en la Academia de Ciencia de París (Francia).  En 1893, Edward Libbey exhibe un vestido realizado en fibra de vidrio en la Exposición Universal de Chicago (Estados Unidos).

En 1936 la empresa norteamericana Owens Corning Fiberglas Corporation inventa el producto, aunque su presentación definitiva demandará dos años, cuando en 1938 el ingeniero norteamericano Rusell Games Slayter presenta la lana de vidrio para material aislante en construcción de edificios -bajo el nombre de Fiberglas-.

La expansión de la fibra de vidrio permitió su división en categorías, teniendo en cuenta su resistencia a las altas temperaturas, a que no se degrada con el tiempo ni se oxida y además es capaz de poder servir de refuerzo estructural al mezclarse con diversos materiales como los polímeros y concreto, entre muchos otros, logrando así expandirse a diversos usos, como autos, aviones, barcos, electrodomésticos, construcción, industria militar, comunicaciones y desde luego a su uso artístico y decorativo.

Siendo así, un material que al unirse con otros componentes y al conjuntarlos con la creatividad, permite llevar a la realidad los más diversos sueños, ideas y emociones.